El 17 de diciembre realizamos la segunda sesión de formación que hemos ideado para formar y, sobre todo, motivar a los usuarios en esta extraña máquina llamada compostera. Esta es capaz de transformar un problema, residuos, en una oportunidad, compost, algo que suena a magia pero que se basa en un proceso natural que los ecosistemas llevan millones de años realizando (el ciclo de los materiales). Ahora los humanos lo han llamado “economía circular” (pues parece que poniendo la palabra economía gana más importancia) pero la naturaleza lleva reciclando desde mucho antes de que los humanos empezaran a considerarse sapiens. Tras el primer paso formativo realizado la semana que pasada, volcado en el “problema de los residuos”, ahora nos quisimos centrar en ese ciclo en el que el suelo se convierte en un organismo vivo y este termina por ser otra vez suelo. El suelo, y más en nuestra región, es el elemento más vital y que menos atención se le presta. Nuestros suelos se están degradando en calidad y cantidad siendo uno de nuestros mayores problemas y el compostaje puede ser un sistema para mimar un poco nuestros suelos, una formula humilde de devolver a la naturaleza parte de lo que nos ha dado.
Una vez asentadas las ideas sobre ese ciclo residuos-suelo protagonizado por la compostera explicamos como cuidarla. Explicamos que come, como darle de comer, que cuidados necesita, etc. Aún vamos a necesitar unas semanas para terminar de construir la primera compostera Vario Pinto (en paralelo estamos cerrando su diseño final) por lo que decimos montar una pequeña vermicompostera (una compostera cerrada con lombrices) que se quedará en el Centro Jabalcón. Esto nos permite que estas personas tengan presente todo lo aprendido mientras llega la gran compostera, pero también nos ha permitido acercarnos a la “especie bandera” del compostaje, la lombriz. Desvelamos algunos de los secretos de este animal al que le debemos tanto. Si no se habla lo suficiente de la importancia de las abejas para nuestro futuro (debido a la polinización) menos aún se habla de las lombrices que son capaces de crear suelo fértil.
Para terminar, quisimos hacer una intervención artística con la temática de la formación, en un tablón escribimos “COMPOSTERA”, pintamos con cola blanca fuera de esas letras y añadimos compost, luego pegamos residuos orgánicos dentro de las letras. Resultado, un cartel que podremos poner junto a la futura compostera que recuerda que se puede depositar en la compostera y que resultado final esperamos. Y además una pequeña obra de arte.
Con esto finalizamos esta fase formativa protagonizada por basura, suelo, ciclos, creatividad y arte. Estamos deseando que todo lo tratado transcienda del aula donde impartimos esta formación gracias a las composteras que queremos crear con estas personas vario pintas que esperamos ayuden a impulsar el compostaje familiar o comunitario.










