Compostera

“Un problema puede ser una oportunidad” y un gran ejemplo de esto pueden ser nuestros residuos orgánicos. Estos pueden llegar a ser un problema de contaminación o ser el origen de plagas y malos olores, pero también existe la oportunidad de reciclarlos transformándolos en compost, es decir, un sustrato sobre el que cultivar o con el que mejorar nuestros suelos. Este proceso no es nuevo ni se basa en una tecnología avanzada. El compostaje, es decir, la fabricación de compost, es una solución tradicional y una “solución basada en la naturaleza”, algo que se “ha hecho toda la vida” en nuestras huertas copiando el proceso natural de descomposición realizado por los microorganismos del suelo. Si lo piensas bien, es un sistema para alimentar el suelo que nos alimenta.

Nuestras composteras, además, no solo sirven para reciclar nuestros desechos (en un ejemplo de lo que ahora se conoce como economía circular), sino que están fabricadas a partir de palets, es decir, están construidas a partir de madera usada. Son pues construidas reutilizando madera, un valor añadido extra.

Por último, es importante destacar que el compostaje doméstico o comunitario (realizado, por ejemplo, en un centro educativo) permite otras ventajas, como una gestión de los residuos más sostenible evitando el traslado de los mismos a plantas de tratamientos lejanas, visualizar el proceso natural, etc. Sin olvidar que, como premio, podemos obtener un producto de alta calidad como es el compost. Son todo ventajas.